miércoles, 8 de mayo de 2024

Un diálogo con los editores de Chai

El 29 de abril pasado, Valeria Tentoni publicó en el blog de Eterna Cadencia una entrevista con Soledad Urquía y Santiago La Rosa, dueños y directores de la editorial Chai. Se reproduce a continuación.

“La literatura no puede pensarse en términos exclusivamente de mercado”

Chai (חי) es una palabra y un símbolo hebreo que significa "vida", "vivo" o "vivir". La palabra china chá (查) para revisar, examinar, investigar. El término hindi chai significa una mezcla de especias impregnadas en una bebida parecida al té. El nombre "chai" es en realidad la palabra hindi para "té", que se deriva de "cha", la palabra china para "té". Bajo esta galaxia de ideas se presenta la editorial fundada en 2019 en San Javier, Córdoba, por Santiago La Rosa y Soledad Urquía, dos escritores que venían de dedicarse a cosas muy diferentes.

Dedicados a la traducción de narrativa contemporánea de todo el mundo, los editores explican: “Buscamos compartir los libros que nos gustaría leer y que no están disponibles en castellano, seleccionados desde el placer y la experimentación. Nuestro catálogo es la biblioteca que querríamos tener en casa”.

Sus libros vienen del inglés y del francés y este año, por primera vez, también del japonés, con Dorayaki, de Durian Sukegawa.

Se lanzan por primera vez a una traducción del japonés, ¿qué les interesa de ese mundo y cómo hace juego con su catálogo presente?
Siempre me interesó la literatura japonesa, me gustan mucho autoras como Yuko Tsushima, Yu Miri, Yasushi Inoue o cosas más clásicas como Natsume Soseki. Sin embargo, nosotrxs no hablamos japonés así que llegábamos a estxs autorxs cuando ya estaban traducidxs al español. El caso de Dorayaki fue distinto: existía una traducción muy linda del libro al inglés que leímos con mucho entusiasmo. La novela había sido traducida a muchísimos idiomas pero por alguna razón los derechos de traducción al español estaban libres.
En realidad el catálogo de Chai apunta a traducir literatura contemporánea de todo el mundo. Pero pensamos mucho antes de elegir cada libro de nuestro catálogo así que tiene que estar publicado en un idioma que conozcamos (idealmente preferimos leer el original pero, como nos pasó por ejemplo con los libros de Léger, a veces llegamos a través de las traducciones en inglés). Después siempre la traducción es desde el idioma original del libro, en el caso de Dorayaki desde el japonés.

Chai se destaca especialmente por sus traducciones y por darle un lugar de autoría a quienes las ejecutan, visible desde la web y desde las portadas de los libros. ¿Qué pueden contarnos de su posición con respecto a esto? ¿Qué lugar tiene la traducción para Chai?
Para nosotrxs el trabajo de lxs traductorxs es fundamental, son las personas que en definitiva eligen las palabras que vamos a leer. En realidad, creo que dos traducciones muy buenas del mismo texto pueden ser muy distintas entre sí porque algo de la mirada y la sensibilidad de la persona que traduce se filtra en el texto final.
Por nuestra parte cuidamos mucho las traducciones: la fluidez, precisión, legibilidad y fidelidad al contenido y al tono del texto original.

También es interesante de Chai que haya una colección curada especialmente por un escritor, Federico Falco y la de cuentos. ¿Qué pueden contarnos de este trabajo en conjunto?
Federico Falco es muy amigo así que el trabajo sucede de forma muy fluida y natural. La idea es que los libros que pertenecen a la Colección Cuentos sean elegidos por lxs tres, Santiago, Federico y yo. Federico también hizo junto a Santiago la selección de los mejores cuentos de Deborah Eisenberg: Relatos y La venganza de los dinosaurios.
En realidad, siempre estamos hablando de libros, por ejemplo Eisenberg y Beattie son dos autoras que Federico siempre nombraba antes de que existiera Chai.

¿Cómo nació la editorial? ¿Cuál es su prehistoria?
Santiago y yo siempre leímos mucho y la literatura siempre tuvo un lugar muy importante en nuestras vidas. Sin embargo, nos formamos en otras cosas, él el psicoanalista y yo soy ingeniera industrial y psicóloga, y trabajábamos en ámbitos que no tenían nada que ver con la literatura. Cuando nos mudamos a las sierras de Córdoba surgió de manera muy natural la idea de armar una editorial dedicada a la traducción de narrativa contemporánea. Hablamos con editorxs y con amigxs del mundo del libro. Empezamos a trabajar, yo un poco siento que fuimos aprendiendo a hacer libros haciéndolos.

¿Cuáles fueron sus primeros títulos y cómo diseñaron el camino?
Los primeros títulos fueron Ocho de Amy Fusselman y Un hombre con suerte de Jamel Brinkley, de la Colección Cuentos. Son dos libros muy representativos de catálogo porque son autorxs contemporáneos que además escriben sobre la sensibilidad contemporánea. La idea siempre es que sean libros que nos den muchas ganas de leer, que nos entusiasmen mucho. Santiago, sobre todo, lee muchos manuscritos, descarta un montón, hay muchas cosas que están muy buenas pero intentamos que todos los libros de Chai tengan una singularidad, que de alguna manera aporten algo distintos a la escena narrativa.

¿Qué pueden contarnos del diseño de portadas, de la colección como objetos libro?
Desde el principio nos pareció que el diseño era fundamental. Por un lado, porque creemos que hoy el libro compite con muchos estímulos y que tratar de generar un objeto con una estética particular aporta a la experiencia de lectura. Además seguimos un poco lo que a veces llaman el modelo europeo de portadas, es decir que cualquier persona note rápidamente que es un libro de Chai más allá de las diferencias puntuales de cada título. Esto quizá contribuyó a armar una identidad como editorial lo que ayudó mucho porque en general nosotrxs publicamos autorxs que la gente no conoce. Apuntamos a que lxs lectorxs busquen los libros de Chai porque confían en el catálogo en general. Por suerte de a poco fue pasando.
Al diseño de identidad lo hicieron Vicky Lamas y Joaquín Burgariotti.

"La biblioteca que nos gustaría tener en casa", dicen de su catálogo; ¿cómo es esta relación, como editores, entre el catálogo y su gusto personal?
La verdad es que siempre pensamos que los libros que publicamos nos tienen que gustar muchísimo. De alguna manera, eso generó algún tipo de coherencia en todo el catálogo que quizá es difícil de precisar porque justamente tiene que ver con nuestros gustos. De todas formas, la identidad del catálogo se fue haciendo cada vez más fuerte y de alguna manera tomó vida propia. A veces hay cosas que nos gustan pero que creemos que no son para Chai.

¿Qué idea de lector tiene Chai? ¿Qué tipo de lectores les interesa encontrar con sus libros?
Es difícil especificar un tipo de lector. En principio personas a las que les guste leer y a las que les interese descubrir nuevas voces narrativas.

¿Cómo se piensan en el ecosistema del libro independiente argentino y latinoamericano?
Para nosotrxs fue una sorpresa encontrarnos con tantos lectorxs, tanto en Argentina como en Latinoamérica. Valoramos mucho la cantidad de editoriales independientes que hay puntualmente en Argentina y la diversidad que se puede encontrar en las publicaciones. Es muy lindo ver, por ejemplo en la FED, cómo conviven propuestas editoriales tan diferentes entre sí en todo sentido y cómo cada una de estas propuestas tiene un público al que le interesa.

¿Qué expectativas tienen ante el 2024? ¿Qué pueden decirnos del valor de la ley de precio único del libro?
Creemos justamente que esta diversidad está en riesgo si desaparece la ley del precio único del libro. Esto no solo impactaría en las editoriales independientes sino también en las librerías de barrio y en el tipo de libros que se ofrecerían en las grandes cadenas. Hay personas que lo explican mucho mejor que yo, pero creemos que la desaparición de esta ley sería algo muy triste para el ecosistema del libro independiente y también para lxs lectorxs que buscan variedad en lo que se ofrece para leer. Creo que la literatura no puede pensarse en términos exclusivamente de mercado porque muchas voces quedarían totalmente excluidas.

martes, 7 de mayo de 2024

Algo más sobre el futuro de la profesión

El pasado 19 de abril, Victoria Mendizabal publicó en Red/Acción de Argentina, un artículo sobre la manera en que la inteligencia artificial va ganando campo en el mundo de la traducción. En la bajada se lee: "Una encuesta realizada en el Reino Unido destaca que los traductores están perdiendo ciertos espacios laborales y disminuyendo sus ingresos a causa de la nueva tecnología. Al respecto, los profesionales están de acuerdo en que esta tecnología presenta muchas ventajas, pero también advierten que algunas cualidades son irremplazables, como el juicio ético, la responsabilidad legal, la comprensión cultural y el sentido común"

La inteligencia artificial se está incorporando en el mundo de la traducción, pero "la sensibilidad humana es indispensable”

ChatGPT, Claude y otros sistemas de inteligencia artificial están desafiando las capacidades humanas continuamente y planteando interrogantes en algunas áreas laborales. Con la llegada de esta nueva tecnología, el futuro a mediano y largo plazo no está tan claro, especialmente para aquellas profesiones relacionadas al lenguaje.

Una nueva encuesta de la Sociedad de Autores, el sindicato de escritores más grande del Reino Unido, destaca que un tercio de los traductores encuestados perdió el trabajo debido a la inteligencia artificial generativa, marcando también una baja de los ingresos promedio. En consecuencia, más del 75 % de los participantes del sondeo coincide que la tecnología emergente afectará de manera negativa a su futuro.

Jorge Davidson, traductor de portugués y español, explica en diálogo con RED/ACCIÓN, que la incorporación de la IA está perjudicando particularmente a algunos trabajos que antes se hacían en exclusiva con traducción humana, pero que hoy es imposible debido al volumen y los plazos. Además, estas traducciones en general tienen una vida útil corta, por lo que para las empresas no vale la pena hacer una inversión muy grande.

También comenta que esta implementación de tecnología no es nueva para su profesión, sino más bien vieja. Sol Berges, traductora pública, coincide con esta afirmación. “Está integrada en prácticamente todas las herramientas informáticas que usamos a diario desde hace varias décadas, como procesadores de texto, herramientas de traducción asistida por computadora y herramientas de revisión y control de calidad”, afirma para RED/ACCIÓN.

En relación a la eficiencia y el alcance, ambos entrevistados están de acuerdo que la velocidad es una ventaja que tiene la máquina sobre el hombre. “En determinados contextos en los que la celeridad vale más que la calidad, fácilmente puede sustituirnos para generar una primera versión que exprese el sentido general de un texto”, clarifica Berges.

Además, Davidson agrega que puede incluso superar al traductor en tareas que son repetitivas, por ejemplo, la revisión ortográfica (a veces tediosa para el ser humano, con alguna probabilidad de error) o incluso cuando el trabajo de traducción incluye un repertorio de palabras, términos, expresiones y construcciones limitado. Por ejemplo, si se traduce el clima.

Qué les queda a los traductores
Pese a todos los beneficios, la tecnología tiene limitaciones que quedan en evidencia cuando la tarea se vuelve más compleja. Según otra nota de Forbes, los chatbots de inteligencia artificial no logran superar la ambigüedad semántica. Es decir, no tienen una comprensión amplia del contexto lingüístico o de los diferentes significados que puede tener una palabra en una oración.

Sobre esto, Berges confirma que lo que hace indispensables a los traductores es su sensibilidad. “Lo irremplazable es esa capacidad que tienen la mayoría de los profesionales de la traducción de dudar de todo. Esto los lleva a indagar más y más en cada texto, por más simple que parezca”, profundiza.

Dentro de esta sensibilidad está nuestra competencia cultural y la comprensión humana del contexto en el que se sitúa una palabra: qué implica para para el país, la persona o la empresa que solicita una traducción. Entender las sutilezas, las jergas o los coloquialismos de cada lengua requiere de una inteligencia no programada. Esto es particularmente importante en traducciones literarias o publicitarias, donde el sentido cultural prevalece frente al significado técnico.

Además, algo fundamental en los traductores es el sentido común. Aunque parezca básico hoy el gran problema de la inteligencia artificial es su capacidad de alucinar, según declara Davidson. Este término se refiere a cuando la máquina se desvía de su línea lógica en la tarea —en este caso traducción— y realiz algo completamente aleatorio. Por esto, todavía no se puede delegar tareas con tanta importancia.

Andrea Crespo, directora de la carrera de Traductorado Público en Idioma Inglés de la Universidad Nacional de Lanús, explica para RED/ACCIÓN que también hay un cargo legal que es clave en el traductor, específicamente en casos puntuales y delicados, como protocolos médicos, donde un mínimo error podría complicar muchas cosas. “Ninguna máquina podría hacerse legalmente responsable de que una traducción es fiel al original”, asevera.

Un híbrido
Si bien los humanos parecen tirar de un lado de la cuerda y la inteligencia artificial del otro, el encuentro entre estos parece ser parte del futuro de la profesión. “Si bien la IA no nos va a reemplazar en traducciones especializadas, al menos no en el corto plazo, sí nos obligará a abrazarla y hacerla parte de nuestra rutina laboral si queremos seguir en el juego”, concluye Berges.

Una de las cualidades necesarias para los traductores hoy, entonces, parece ser la adaptabilidad. Crespo cree que para ella hay que unirse a la inteligencia artificial en vez de resistirse. “En esta época de vertiginosidad absoluta, está en nosotros aprovechar esta tecnología como herramienta para optimizar tiempos”, propone y finaliza: “Quienes no lo hagan irán quedando fuera de este mercado altamente competitivo”.

lunes, 6 de mayo de 2024

Los traductores ingleses ven un horizonte sombrío

El siguiente artículo sobre los desafíos que le plantea la inteligencia artificial a los traductores, está firmado por John Maher y fue publicado el pasado 13 de marzo en Publishers Weekly.

London Book Fair 2024: ¿Cómo cambiará la IA la vida de los traductores literarios?

"Creo que es justo decir que, hasta hace muy poco, la traducción literaria ha estado querido negar la inteligencia artificial", dijo el moderador Duncan Large, director ejecutivo del Centro Británico de Traducción Literaria, al presentar el panel "IA y traducción literaria", el pasado 13 de marzo, en la edición de este año de la London Book Fair. "Los traductores literarios han utilizado durante mucho tiempo las computadoras como asistencia básica, por ejemplo, en forma de diccionarios en línea, pero también se han resistido durante mucho tiempo a la idea de que la traducción automática o incluso las herramientas de traducción asistida por computadora puedan tener algún papel importante que desempeñar en la traducción literaria." 

Eso cambió significativamente, explicó Large, en noviembre de 2022, cuando el proceso de automatización relacionada con la inteligencia artificial, "y las ansiedades asociadas con ella", se aceleraron aún más con el lanzamiento de ChatGPT y, en los meses y años siguientes, otros "así llamados programas de inteligencia artificial generativa."

Existe una amplia gama de sentimientos acerca de la IA, señaló Large, desde "un intenso interés público y tal vez entusiasmo por las oportunidades que presentan los sistemas", hasta la actitud más defensiva de los profesionales creativos, quienes "han sido comprensiblemente más cautelosos dada la larga amenaza a corto plazo para los empleos y las amenazas a corto plazo para la propiedad intelectual que representan los sistemas de IA", afirmó. Aún así, sigue en duda si estas herramientas pueden analizar adecuadamente las sutilezas de un texto en su idioma original lo suficiente como para proporcionar una traducción iterativa más allá del reemplazo más básico de palabras y cláusulas.

Esa pregunta ha perseguido tanto a tecnófilos como a tecnófobos en el negocio de la traducción literaria desde la llegada de la traducción automática neuronal (NMT) en 2016, cuando, dijo Large, "al menos se podría concebir una traducción automática útil y automatizada para textos literarios". Pero como dijo James Hadley, profesor asistente de traducción literaria en el Trinity College de Dublín, NMT, "todavía estábamos muy limitados en términos de estilo. Si sólo quisiéramos traducir una oración y terminar con algunos tipos de resultados, eso no sería particularmente difícil. Pero si quisiéramos producir o reproducir el uso particular de verbos o sustantivos de alguien, es muy, muy difícil para una máquina neuronal".

Ahora, dijo Hadley, tras el lanzamiento de ChatGPT, "hemos visto, en realidad, cada mes, aparecer otro gran sistema de modelo de lenguaje, y algunos de ellos son gratuitos". Esto es pertinente, señaló irónicamente, porque "los traductores literarios tampoco son conocidos por ser increíblemente ricos. Al investigar estas herramientas y cómo podríamos hacerlas útiles para los traductores, tenemos que empezar a pensar inmediatamente en el precio".

La velocidad del progreso en este espacio, señaló Hadley, es extraordinaria, en parte debido a la "escala de datos de entrenamiento que se utilizan para entrenar un LLM" en comparación con la de un sistema NMT, lo que hace que el primero tenga una capacidad mucho más flexible. "Cuando le pides a Google Translate que traduzca algo, simplemente le das el texto ('el gato se sentó en la alfombra' o algo así) y luego te da la respuesta. Explicando esto, explicó Hadley. "Es en gran medida un 'qué'. "El sistema lo pones y lo sacas". Ese no es el caso con un LLM. 

"Se podrían decir todo tipo de cosas interesantes como 'traducir esto al estilo de...' y luego nombrar a su autor famoso", dijo Hadley. "Y la máquina puede entonces, debido a que a menudo tiene datos de entrenamiento basados en ese autor famoso, interpretar el texto y luego traducirlo de una manera que refleje el estilo, y no me refiero a un autor en el idioma de origen, sino a un autor. en el idioma de destino, por ejemplo, si estoy traduciendo al inglés, podría decir 'traducir al estilo de Terry Pratchett', aunque el texto original no se parezca mucho al de Terry Pratchett".

Las posibilidades son embriagadoras, si no francamente vertiginosas. Pero en algunos casos, como dejó claro Nicola Solomon, directora ejecutiva de la Sociedad de Autores (SA) del Reino Unido, también son profundamente preocupantes.

Al ofrecer algunos "avances" de los hallazgos de la encuesta realizada recientemente por la SA a casi 800 ilustradores, traductores y escritores, Solomon dijo que "casi ocho de cada 10 traductores (y, de hecho, también ilustradores) creen que la IA generativa afectará negativamente los ingresos futuros". de su trabajo creativo, con la misma preocupación expresada por sólo alrededor de seis de cada 10 escritores de ficción y no ficción". Casi nueve de cada 10 encuestados, continuó, cree que la IA generativa reemplazará empleos y oportunidades en las profesiones creativas.

"¿Están engañados, como otras personas están tratando de decir aquí, de que esto es pánico contra el progreso provocado por el Daily Mail?", dijo. "Bueno, no, porque preguntamos qué está pasando ahora: una cuarta parte de los ilustradores y un tercio de los traductores dicen que ya han perdido su trabajo debido a la IA generativa, y más de cuatro de cada 10 traductores dicen que los ingresos de su trabajo han disminuido su valor. "

Gran parte del problema, señaló Solomon, es el uso generalizado en el desarrollo de estas herramientas mediante el uso de trabajos protegidos por derechos de autor. Pero Solomon también advirtió al público que, al referirse a LLM y similares, tengan cuidado con la forma en que emplean lo que es la base del negocio del libro: las palabras.

"Estas máquinas no pueden ser entrenadas porque son máquinas. Copian cosas. Y copian cosas para desarrollar las máquinas", dijo. "Tenemos que tener cuidado de no utilizar el lenguaje humano cuando hablamos de máquinas, y el lenguaje de máquina cuando hablamos de humanos".

 

 

 


viernes, 3 de mayo de 2024

España: desaparecen las librerías independientes

A contrapelo de lo que sucede en Argentina, donde en medio de la mayor crisis se siguen abriendo librerías independientes, en España, éstas desaparecen. Es lo que se lee en la nota publicada por Eva Ibáñez, el pasado 22 de abril, en público. En la bajada se lee: "Se venden más libros que nunca, pero las librerías independientes cada vez lo tienen más complicado para sobrevivir en un mundo dominado por las grandes superficies y unas ciudades consumidas por los turistas".

El modelo turístico se cobra una nueva víctima, las librerías de barrio

Las librerías independientes, además de quedar bajo la sombra de las grandes superficies, están luchando por sobrevivir en ciudades ya dominadas por el turismo. El caso más extremo lo reflejan aquellas librerías, como La Galatea de Salamanca, que han tenido que cerrar sus puertas porque sus instalaciones se venden para construir más pisos turísticos.

Un librero de Sevilla, que vivió recientemente el cierre de la emblemática librería Verbo, declara en una conversación con Público que en las ciudades "cada vez hay menos residentes de toda la vida" y, en este sector, "es fundamental que la gente del barrio te responda".

Los tejidos urbanos están rompiéndose. Todos los negocios y comercios se ven forzados a homogeneizarse y concentrarse, cada vez más, en el público turista, olvidándose de los vecinos. En este sentido, "las librerías pueden ser un espacio de resistencia", asegura Pablo Cerezo, que forma parte del personal de la librería Pérgamo, la más antigua de Madrid.

Un negocio ahogado por Amazon y el turismo
Sólo en la ciudad de Sevilla, desde junio hasta el día de hoy, han sido 11 las librerías que han tenido que cerrar sus puertas. El cierre más reciente y sonado fue el de la emblemática librería Verbo, donde cientos de personas al día solían curiosear los libros ubicados en lo que antes eran los asientos del Teatro Imperial. El pasado 19 de febrero, colgó el cartel de liquidación ante su cierre inminente.

Juan, librero en Sevilla desde hace casi 20 años, vivió los comienzos de la librería Verbo y también su fin. Cuenta a Público que ha visto cómo "el turismo ha echado a la gente del centro de Sevilla", lo que ha provocado que "cierre una librería detrás de otra".

"Cada vez hay menos residentes de toda la vida", afirma Juan. Y, en un negocio como una librería, "es fundamental que la gente del barrio te responda". Los turistas, por lo general, no buscan literatura, y menos en un establecimiento de barrio. "Si compran libros, lo hacen en la Casa del Libro", por ser otro modelo de negocio basado en "exponer las novedades, a modo de supermercado". Además, estas superficies "pueden ofrecer obras en más idiomas", respondiendo mejor a las necesidades del público turista.

La llegada de turistas también se refleja en los precios de los alquileres, que "no dejaban de subir y se chupaban gran parte del presupuesto", afirma Juan. Una subida de precios que no solo está echando a la gente del centro de la ciudad, sino que también está haciendo insostenible el poder tener un espacio donde montar un negocio local. "Si no hubiéramos tenido que hacer frente a estos precios del alquiler, las librerías seguramente seguirían abiertas", añade.

Una librería que vivió algo parecido a lo que le ocurrió a la de Salamanca, es una situada en la misma calle que Verbo, que tuvo que convertir en apartamentos turísticos parte de sus instalaciones para sobrevivir. Se trata de un proyecto de rehabilitación de los pisos superiores del edificio de la librería, que seguirá abierta al público en la planta de abajo.

La sociedad de consumo y la necesidad de inmediatez a la hora de adquirir productos también se han apoderado del sector. Afirma el librero que "ahora la gente ya no quiere esperar tres o cuatro días, prefieren tener el ejemplar en su casa al día siguiente", servicio que solo pueden proporcionar las grandes cadenas como Amazon.

La librería más antigua de Madrid sobrevive
Sin embargo, las librerías independientes ofrecen una "experiencia y una comunidad en torno al libro", más allá de lo que supone ir a puntos de venta más comerciales, donde los lectores "simplemente buscan comprar títulos y ya está". Así lo cree Pablo Cerezo, librero de Pérgamo, que fue un reducto rojo en el barrio de Salamanca fundado en 1946.

"La relación con el librero, las relaciones que se forman entre los propios clientes, son aspectos que solo pueden ofrecer este tipo de librerías por su alcance", y es por lo que están apostando los jóvenes libreros que gestionan Pérgamo, la librería más antigua de Madrid que está muy apoyada en su clientela fiel, los vecinos del barrio. "El libro es una muy buena excusa para juntarse con gente, a hablar, a debatir, a pensar", y por ello la librería ofrece experiencias como el vermut literario o presentaciones de libros.

Pérgamo, que ahora vende "más libros que nunca", también tuvo que cerrar sus puertas unos meses en 2021, hasta que un empresario y antiguo cliente de la librería decidió rescatarla. Y es que la capital no ha sido una excepción respecto a los cierres de estos negocios: históricos rincones literarios como Nicolás Moya, que también sobrevivió a la Guerra Civil, pero no a Amazon, colgó el cartel de liquidación en 2019. Áurea Clásicos, la librería de referencia sobre la cultura clásica, cerró sus puertas en 2023; el mismo año que cerró Vitorio, especializada en libros antiguos y abierta desde los años 50.

"Los cambios en los tejidos urbanos están dejando ciudades muy fragmentadas", argumenta Cerezo, "donde la gente no tiene experiencias comunitarias que no pasen necesariamente por consumir o tomarse una cerveza. En este sentido, las librerías pueden ser un espacio de resistencia".

"Una sociedad cada vez más pauperizada y 'low cost'"
Se puede pensar que el problema está en que los libros son caros. Cerezo cree que tiene más que ver con que se está yendo a un modelo de sociedad "cada vez más pauperizada, de low cost, de alto consumismo y de muy baja calidad", en la que "alguien puede pagar 2,5 a un rider para que le lleven la comida a casa". De esta manera, uno puede olvidarse de que el trabajo de esa persona vale mucho más que 2,5 euros, y, en comparación, un libro puede parecer caro.

En este sentido, cuando Cerezo vende un libro, siente que la gente "no solo te está confiando lo que cueste el libro, te está confiando su tiempo". Y eso, afirma, "es un compromiso muy grande en la sociedad de hoy en día". Las lógicas del libro van a contracorriente de los ritmos a los que estamos sometidos en nuestro día a día, en el que cada vez es más difícil escapar de los estímulos y simplemente parar y abrir un libro, porque tal y como lo refleja Cerezo, "el ritmo del libro es pausado. Y la sociedad capitalista no lo es".

También se cree que el cierre de las librerías está más relacionado con la "muerte del libro", pero, según Pablo Cerezo, "la literatura nunca ha sido el fútbol. Nunca ha sido una cosa de masas". Estamos hablando de que la "población alfabetizada no tiene más de un siglo, y nunca ha habido una mayoría de la población que leyese".

Con estas narrativas, afirma el librero madrileño, se está hablando de "un pasado idílico que no existió nunca". Son discursos que, en una supuesta defensa del libro, acaban romantizándolo y "haciendo daño a una librería como sector económico", que tiene que sobrevivir como cualquier otro negocio. "Hay que problematizar el debate y sacar al libro de estas lógicas estrictamente románticas que tenemos del mundo del libro como este ente que está por encima del bien y del mal".

Entender bien las problemáticas a las que se enfrentan los negocios literarios servirá también para que las soluciones ofrecidas por las administraciones públicas sean más adecuadas a su realidad. Muchas de las subvenciones ofrecidas tanto a nivel autonómico como nacional giran en torno a la digitalización de las librerías. Al respecto, Cerezo afirma que no sirve que le den "un ordenador cada seis meses para digitalizarse", ya que le vendría mejor "que hubiese un tope al alquiler, o que estuviese exento de pagar impuestos sobre el alquiler".

El libro no está muerto. El Barómetro de Hábitos de Lectura de 2023 reflejó que los lectores frecuentes, aquellos que leen al menos una vez a la semana, alcanzan el 52%. Pero ahora es más importante que nunca luchar contra las lógicas consumistas que llevan a quererlo todo en un click y acercarse a las librerías de barrio, y evitar así que las ciudades se conviertan en espacios vacíos de cultura y de negocios locales.

jueves, 2 de mayo de 2024

Un reciente Hemingway traducido en Colombia

"Casi 100 años de haber sido publicado, el libro de cuentos Hombres sin mujeres se edita en castellano. Apareció en 1927, cuando el autor tenía 28 años de edad, y en estos cuentos ya está presente la maestría literaria del autor, que ganaría el Premio Nobel de Literatura en 1954." Esto dice la bajada, sin firma, publicada por la revista Cambio, de Colombia, el pasado 19 de enero de este año. 

Hombres sin mujeres, joya literaria del joven Hemingway

Hombres sin mujeres, del premio nobel de Literatura Ernest Hemingway, es una obra escrita hace casi 100 años y que por primera vez se publica en castellano. La traducción corrió por cuenta de Alfonso Conde Rivera para Ediciones Tres Cantos y el prólogo lo escribió el cronista Alberto Salcedo Ramos. Es una colección de catorce cuentos que Hemingway escribió cuando era muy joven y en ellos ya demuestra su talento para contar las historias tal como las vivían sus personajes.

Los críticos consideran que este libro que el joven Hemingway publicó en 1927 está a la altura del escritor que ganó el Premio Pulitzer en 1953 y el Premio Nobel de Literatura en 1954, en los que abordó temas que aún permanecen en sus obras posteriores: la crueldad de la guerra, la tragedia de la vida y la muerte en las plazas de toros, la confusa relación entre hombres y mujeres, los deportes, el absurdo y esa masculinidad expresada en personajes vigorosos, solitarios y desadaptados.

Parte de la obra de Hemingway fue censurada en regímenes dictatoriales. Algunos de sus cuentos se prohibieron en España y en países de otras lenguas. En 1977 la obra se tradujo por única vez al español en Argentina por Librerías Ediciones Fausto. Pero ese mismo año, la dictadura cívico-militar la clausuró por publicar y vender obras que “atentan contra la moral”.

Uno de los objetivos de la colección Catalejos del Tiempo de la editorial Tres Cantos es traerles a los lectores del siglo XXI obras que se prohibieron o pasaron desapercibidas para que se lean con los ojos del presente. En esta colección se han publicado obras como Otoño sentimental, de José María Vargas Vila; Historia de la monja alférez, doña Catalina de Erauso, escrita por ella misma, y Miguel Hernández en 50 poemas, con selección y prólogo de Jorge Urrutia. Esta edición de Hombres sin mujeres, la tradujo al castellano Alfonso Conde Rivera, doctor en Filosofía de la Universidad Nacional de Colombia y traductor literario al español del inglés, el francés y el italiano.

El prólogo, a cargo del cronista Alberto Salcedo Ramos (gran aficionado a la obra de Hemingway) analiza de manera muy ágil la maestría de un escritor que a los 28 años ya mostraba su inmenso talento. Acerca del alcance de la obra de Hemingway y en particular de esta obra CAMBIO habló con Salcedo Ramos.

¿Cómo luce, por decirlo de alguna manera, Hombres sin mujeres a casi 100 años de su publicación?
Los libros, como las personas, envejecen, y muchos, envejecen mal. Este de Hemingway se mantiene en buen estado de salud. A eso contribuye su lenguaje despojado de ripios. Más allá de que algunos temas correspondan a los años veinte del siglo pasado, conservan su vigencia, lo que se debe, en parte, a que abordan conflictos universales de una forma atemporal.

 En su concepto, ¿qué hace tan atractivo a Hemingway escritor, más allá del personaje?
Es un maestro del arte de contar. García Márquez considera que tenía “un rigor lúcido”. Sabía manejar la tensión, ocultar los datos y hacer que sus relatos tuvieran vida propia, como si fueran contándose solos mientras los leíamos. Con este libro Hemingway llegó, prematuramente, a la maestría como narrador. Su publicación en español ––hecha por una editorial colombiana independiente–– es un feliz suceso.

¿Por qué vemos tan cercano a Hemingway en América Latina?
Tal vez porque muchos de los grandes escritores latinoamericanos solían citarlo. Tal vez porque él estuvo vinculado a América Latina. Hay que recordar que Hemingway vivió en Cuba, y que allí concibió y escribió El viejo y el mar. Además, Hemingway Influyó a varios escritores latinoamericanos de su tiempo.

¿Por qué vale la pena leer este libro?
Porque contiene varios de los cuentos emblemáticos de Hemingway. Por ejemplo, "Los asesinos". Se necesita tener una destreza narrativa absoluta para escribir un cuento que, a pesar de llamarse "Los asesinos", no contiene ningún asesinato. Tampoco necesitamos el crimen. La tensión, los diálogos, el desarrollo de la trama, son magistrales. Es como ver una película en un libro. Hombres sin mujeres se puede leer de muchas maneras. Para pasar el tiempo, por ejemplo, y también para aprenderle a un grande del cuento.

miércoles, 1 de mayo de 2024

Claudia Cabrera, premiada en Alemania

Publicada sin firma  el pasado 29 de abril, en el diario mexicano El Universal, la siguiente entrevista se ocupa de dar cuenta del importante premio recibido por la traductora Claudia Cabrera, presidente y fundadora de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios.

"Tradicionalmente, los traductores hemos sido invisibilizados"

"Le dedico este premio al gremio de los traductores, especialmente a la Asociación Mexicana de Traductores Literarios (Ametli)", dice, en entrevista, Claudia Cabrera, ganadora de la Medalla Goethe 2024, la distinción más importante en materia de política cultural exterior que otorga Alemania. La presidenta y fundadora de la Ametli, y ganadora del Premio Bellas Artes de Traducción Literaria Margarita Michelena en 2020 por "El Hacha de Wandsbek", de Arnold Zweig (Herder, 2017), fue nominada por el Goethe-Institut Mexiko; las otras ganadoras de esta edición fueron la historiadora y gestora de "Macedonia del Norte", Iskra Geshoska, y la chilena Carmen Romero Quero, directora del Festival Internacional Teatro a Mil.

"Esto le va a dar visibilidad al gremio de los traductores. Tradicionalmente, los traductores hemos sido invisibilizados; se considera que una buena traducción es la que no se nota y que una traducción se debe leer como si fuera una obra escrita en el idioma de llegada. Pero eso no quiere decir que el traductor no exista y que se le mencione en las reseñas sólo cuando se considera que hizo una mala traducción. Siempre me ha dado rabia que se reseñen los libros traducidos y ni siquiera se mencione al traductor; se alaba el gran estilo lingüístico de la obra en español sin dar cuenta de que no es el estilo del autor, sino del traductor. Si el traductor fuera malo no podría encontrar equivalencias en español para el estilo del autor en el idioma original", afirma Cabrera Luna, quien ha vertido al español, entre otros, a Franz Kafka, Robert Musil y Rainer Werner Fassbinder.

Según la Ley Federal del Derecho de Autor que rige al país -continúa-, los traductores son autores de obra derivada: "En ese sentido, la traducción es tan valiosa como lo es el primer original. Los traductores somos autores de nuestras traducciones y se nos debería tratar como tales. Le tenemos que ceder nuestros derechos patrimoniales a las editoriales y, por ello, no se nos pagan regalías, y tenemos derechos morales: el primero es la visibilidad, lo cual significa que se ponga el nombre en portadilla, cuarta de forros, portada, reseñas, archivos, noticias; el segundo, la decisión de dar el último visto bueno antes de que se publique la traducción. Esto no lo puede hacer la editorial porque, de ser así, se considera que se trata de una mutilación a la obra original".

Artistas, escritores e intelectuales como Claudio Magris, Pierre Bourdieu, György Ligeti, Imre Kertész y Jorge Semprún se cuentan entre los ganadores de la Medalla Goethe, la cual recibirá Cabrera en Weimar, el 28 de agosto, día en que se celebra el natalicio de Johann Wolfgang von Goethe. Antes de Cabrera, sólo un mexicano había recibido esta distinción: el escritor y periodista José María Pérez Gay.

Por último, recapitula, las traducciones que más trabajo le han costado y son, quizá, las mejores que ha hecho hasta la fecha: la monumental y ya citada, El Hacha de Wandsbek, de Zweig: "Una gloria de la literatura universal y, ahora, de la mexicana porque está al español de México"; Tamangur, de Leta Semadeni (La Cifra, 2018), nouvelle en prosa poética, "bellísima y dolorosa"; y La excursión de las niñas muertas, novela autobiográfica de Anna Seghers, que se publicará en el transcurso de este año.

martes, 30 de abril de 2024

La primera feria de la era del bestia

"La mayoría de los expositores coinciden en señalar que esta edición arrancó con un descenso de entre el 30 y el 40 por ciento en la compra de libros. Se espera revertir los malos números esta semana. Para ello, la Fundación El Libro anunció que la entrada a la Feria será libre y gratuita de 20 a 22 desde este lunes hasta el 9 de mayo, con excepción del feriadodel miércoles 1." Esto es lo que dice la bajada de la nota firmada por Silvina Friera, en Página 12, el 29 de abril pasado.

La Feria del Libro, con menos gente y ventas

Las fuerzas del libro intentan exorcizar el “no hay plata” en la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que se extenderá hasta el lunes 13 de mayo en el predio de La Rural. La mayoría de los expositores coinciden en señalar que esta edición arrancó “tibia, por no decir fría”, con una caída en las ventas entre un 30 y un 40 ciento, y menos público, aunque el sábado pasado los pabellones estaban “explotados” de jóvenes que a partir de las 20 entraron gratis. Como es fin de mes, y literalmente escasean los billetes, se espera que durante esta semana, especialmente el feriado del 1° de mayo y con la compra de las Bibliotecas Populares (el viernes 3 y sábado 4), se pueda revertir la tendencia. La única excepción, en tiempos de crisis, es un expositor mayorista de saldos, que en los primeros días vendió un 30 por ciento más que el año pasado.

La Fundación El Libro (FEL) anunció que la entrada a la Feria será libre y gratuita de 20 a 22 horas el lunes 29, el martes 30 de abril y el jueves 2 de mayo. Este beneficio se extenderá además del lunes 6 al jueves 9 de mayo, también en el mismo horario. Alejandro Vaccaro, presidente de la FEL, reconoció que la decisión se tomó "en virtud de la crisis económica que atraviesa nuestro país" y para que la mayor cantidad de gente pueda asistir al predio de La Rural. "Es muy importante que todos los argentinos y argentinas que quieran entrar a la Feria lo puedan hacer sin ninguna dificultad”, concluyó Vaccaro.

¡Vivan los libros, carajo!, gritan desde el stand del Ministerio del Libro, una iniciativa colectiva frente a la ausencia del Estado, que surgió de los colectivos Territorio y Producción Editorial Organizada (TyPEO) y Todo Libro es Político (TLEP). En una ceremonia conducida por el editor Matías Reck de Milena Caserola, en la que emulan la asunción de las autoridades, un actor, Pablo Del Grosso, interpreta al vocero presidencial Manuel “Adormir”. El vocero saluda la propuesta porque representa “la libertad que los libros estaban pidiendo después de décadas de politiquería barata”. Luego de una profusa silbatina contra el discurso libertario, el editor Diego Skliar, del colectivo editorial Tinta Limón, asume como secretario de Comunicación del Ministerio y anuncia que están organizando “una política de préstamo de libros, que se realizarán sin expectativas de devolución. Si prestás un libro, no pidas su devolución”, ironiza Skliar ante una pequeña multitud que aplaude en el pabellón Verde.

Expectativas de sobrevivencia
Miguel Balaguer, de Bajo la Luna, tiene un stand propio en el pabellón Amarillo de 24 metros cuadrados. Le costó 1.300.000 pesos aproximadamente. “Es la primera vez que me sale barato el stand, porque la inflación se lo comió, y más caro montarlo”, revela el editor lo que le ocurrió a la mayoría de los expositores y detalla el caso de la REUN (Red de Editoriales de Universidades Nacionales), que compró el lote, como todos los años, pero cuando pidieron presupuesto para armar el espacio decidieron no montarlo. “Este año se dio esta extraña situación de que el espacio, que siempre fue lo más caro, resultó lo más barato”, subraya el editor que arrancó la Feria con un puñado de novedades: una nueva edición, con prólogo y el añadido de un capítulo, de El pintor de la suiza argentina, de Esteban Buch, una investigación que tiene como protagonista a Antoon Maes (1911-1986), pintor y exagente de inteligencia nazi condenado en su país, que vivió y enseñó en Bariloche desde los años '50 hasta su muerte. Se suma la recuperación de la obra de Aníbal Jarkowski con las novelas El trabajo y Tres; y tres títulos para la colección de poesía con Umbría, de Lucía Dorin; La reina del desierto, de Lucía Gagliardini y Tanu, de Laura Forchetti.

El editor de Bajo la Luna confirma que las ventas “no vienen bien” y que eso se notó en la previa de la apertura al público en las Jornadas Profesionales, porque llegaron menos libreros de todo el país y compraron menos. “Los extranjeros se encontraron con libros a precios europeos. Un libro nuestro que estaba entre 6 y 7 dólares el año pasado, los más chiquitos de poesía, hoy están a once dólares con cincuenta, unos 11 mil pesos. Los libros de narrativa, de más páginas, los estamos vendiendo entre 21 y 25 dólares. A los extranjeros, que venían con la inercia de comprar en los últimos diez años a precios uno o dos escalones más abajo, les resultó carísimo. Y compraron menos. El que se llevaba cuatro, ahora se llevó uno o dos”. Históricamente, la Feria le agregaba un mes de facturación a Bajo la Luna. "Pero ahora no sé porque tampoco puedo decir cuál es mi mes de facturación”, se sincera Balaguer sobre cómo está impactando la crisis y concluye con una frase, que bien podría ilustrar el ánimo general de los expositores: “tengo expectativas de supervivencia”.

“Tibia, por no decir fría”
“Las fuerzas del libro” mueven pies, manos y ojos en el Predio de la Rural. El pelado se entusiasmó cuando el sociólogo Salvador Doldan se le ocurrió “la mejor bolsa de tela” de esta edición con esa frase que es un arma contra “las fuerzas del cielo” de un Javier Milei que no goza de la simpatía del mundo editorial. El pelado en cuestión, Federico Gori, de Big Sur, una distribuidora de libros de más de 60 editoriales independientes de la Argentina, México, Chile, Uruguay y España, confirma que la Feria arrancó “tibia, por no decir fría”. “Y digo tibia porque siempre llega la calidez de la gente que uno quiere y que se encuentra en la Feria -aclara-. Tenemos muchos libros nuevos y hermosos para compartir, y estamos hablando de literatura que es importante en este contexto”. Algunos títulos que se podría mencionar son Las cosas menores, de la joven argentina Giuliana Migale Rocco, publicado por el sello argentino Tenemos las Máquinas (18.500 pesos); Como bestias, de la escritora francesa Violaine Bérot, editado por la española Las Afueras (21.990); y Un perro no sabe que puede destruir, de la joven argentina Valeria Mussio, publicado por la editorial chilena Alquimia (13.000). Gori estima que las ventas cayeron un 15 por ciento, pero advierte que lo que más le preocupa es el público. “A a todo el mundo les cuesta llegar a fin de mes, a mí también. El libro, que es un objeto hermoso, y con el que se puede compartir y crecer un montón, no es un artículo de primera necesidad”.

Desde Sudestada, Pablo Fernández afirma que las ventas cayeron entre un 30 y 40 por ciento, una cifra que se corresponde con lo que viene sucediendo en las librerías en los primeros meses del año. “Ahora la gente compra libros muy puntuales, poca cantidad, está mucho más cuidadosa con las compras”, describe el comportamiento que observó en estos primeros días. Fernández comenta que en el stand hay libros infantiles desde 7.500 pesos; el precio promedio de los libros de esta editorial está entre 11.000 y 12.000 pesos. La trilogía de Juan Solá, que cuesta 25.000 pesos, tres novelas en un ejemplar, es el libro más caro de Sudestada. “Tratamos de ofrecer la mejor calidad posible y hacemos promociones con las tarjetas del Banco Provincia y cuenta DNI. Estamos laburando con los costos bajos y la ganancia al límite”, confiesa. La editora y escritora Paula Brecciaroli, de editorial Conejos, que integran el stand de La Coop, junto a Alto Pogo, Audisea y Espacio Hudson, entre otros sellos, asegura que las ventas cayeron un 30 por ciento, pero aclara que siempre la primera semana, al ser fin de mes, es la más difícil y que en mayo aumentan un poco más. “Esperamos que no sea una feria tan mala”, augura.

Lisboa, un libro abierto
Un oasis es el stand de Lisboa, la ciudad invitada de honor que ya se puede afirmar que ha presentado la mejor programación cultural de todas las ciudades invitadas por la diversidad de escritoras que participarán como Lídia Jorge, Yara Monteiro, Ana Pessoa, Isabela Figuereido y Joana Bértholo, de autores como Afonso Cruz (que también es músico en la orquesta de blues y jazz The Soaked Lamb y canta como una especie de Tom Waits de Portugal), Bruno Vieira Amaral y Francisco Jose Veigas, una propuesta que incluye muestras, recitales musicales y ciclos de cine, dentro y fuera de la Feria del Libro. El stand multidimensional, que emula las páginas de un libro abierto, tiene una pequeña librería donde se pueden conseguir en español clásicos de la literatura portuguesa como los poemas de Natalia Correia (1923-1993) o textos más recientes como Esa chica buena onda, de Yara Monteiro.

Los parlantes estallan con Erasure en HD, un stand de saldos con varias ofertas, entre las que se destaca un libro por 6.000 pesos y 3 por 15.000. Aunque prevalecen los clásicos, hay una joyita contemporánea: Piquito a secas, de Gustavo Ferreyra. Horacio Díaz pide que bajen un poco la música y elige una palabra para definir el arranque de la Feria: “Horrible”. “En unidades estamos un 50 por ciento abajo, sé de otras editoriales que están un 60 abajo y más... Hay una que parece que anda muy bien y está un 20 por ciento abajo. Estar un 20 abajo en unidades es una maravilla -ironiza-. Vamos a esperar a ver si cambia un poco la tendencia”.

El viernes a la noche hay poca gente paseando por los pabellones. De repente aparece alguien por el pabellón Azul con una bolsa de Fondo de Cultura Económica. Emanuel, de 38 años, ingeniero en informática que decidió estudiar filosofía, saca el pequeño ejemplar de Los filósofos griegos: De Tales a Aristóteles, de Wialliam K. Goodrie, publicado en la colección “Breviarios”. Lo pagó 10.000 mil pesos. “Veo menos gente que el año pasado, quizá porque recién está empezando. Los libros están caros; este chiquito que compré sale 10.000, pero la mayoría de los libros están 30.000 pesos. Antes compraba más, yo soy de los que acumulan libros y a veces no los leo. Si no los voy a leer y además están caros, directamente no los compro”, sentencia y continua recorriendo los pabellones. En el pabellón Verde, Fabio Viguera, de Aique, describe que las ventas están “un poquito más flojas”, diminutivo de una caída que aún no se puede dimensionar. “El país no acompaña, pero tratamos de ser optimistas porque se viene el 1° de mayo y la compra de las Bibliotecas Populares. Por lo que tengo entendido, el monto es de 600.000 para cada biblioteca; es bajo pero ayuda muchísimo a levantar (las ventas)”.

Aimé tiene 21 años, vive en Alcorta (Santa Fe) y es su primera vez en la Feria del Libro. Tiene entre sus manos la bolsa con el libro que compró en el stand el grupo Planeta, Guía de asesinatos para principiantes, de la británica Holly Jackon. Lo pagó 24.500 pesos en dos cuotas. Cerca de Aimé, dos chicos hurgan entre los estantes de Planeta. Uno escoge El hombre que perseguía su sombra, de David Lagercraz y cuando ve el precio, 29.900 pesos, lo vuelve a dejar en el mismo lugar. En el pabellón Verde la librería Cúspide, que el sábado a la noche, cuando el público empezó a entrar gratis, explotaba de gente, tiene varias promociones. La más tentadora la aprovechó una mujer que con la tarjeta del Banco Galicia, que le devuelve el 40 por ciento y puede pagar en tres cuotas, para comprar “varios libros”, mientras camina apurada hacia la salida.

Libros low cost
En el pabellón Azul, Luciano Basilico, dueño del stand Basilico, “supermercado mayorista de libros low cost”, como explica en carteles celeste y blanco, es la excepción a lo que parece ser una regla. “Como vendemos libros de saldo, cuando hay crisis nos va mejor, por eso estamos un 30 por ciento arriba”, sostiene. Sí: 30 más que el año pasado. Entre las ofertas tentadores tiene un libro a 3.000 pesos, 2 libros por 5.000. Hay varios títulos de Mario Vargas Llosa, como Los cuadernos de Rigoberto, La señorita de Tacna o Historia de Mayte; Dormir al sol, de Adolfo Bioy Casares y Abaddón el exterminador, de Ernesto Sabato; Eisejuaz, de Sara Gallardo, son algunos de las combinaciones posibles para aprovechar la oferta.

Comprar un libro en Basilico sale más barato que tomar un café con medialunas (el café solo, el más chico, cuesta 2.500 pesos). Ya vendió dos packs con los siete tomos de Harry Potter a 100 mil pesos. El mismo pack, en librerías, está 137. 399. Y destaca que le quedan solo dos más de la saga de J.K. Rowling. “Queremos que la gente venga y encuentre oportunidades. Nuestro fuerte son los libros y colecciones que han sido saldados”, pondera Basilico y cuenta que el negocio lo empezó su papá, que tuvo locales en la calle Corrientes, pero que hace varios años que decidieron cerrar las librerías para dedicarse a la distribución de libros de saldo. El actual local que tienen, en Juan B. Justo y Gavilán, en La Paternal, es un supermercado para el gremio. “Yo tengo 45 años, se podría decir que nací en la Feria”, exclama con orgullo.

Desde Colihue, cuyo director editorial, Aurelio Narvaja, fue elegido como editor del 2024, ratifican el panorama de menos compras. Desde la perspectiva editorial están “muy felices” porque presentarán el libro Milei, de Víctor Hugo Morales (el sábado 4 de mayo a las 16 horas, en la sala Victoria Ocampo) y ya presentaron ¿Por qué odian? Diálogos feministas en tiempos de ultraderecha, una compilación de Estela Díaz, con textos de la propia Díaz, Luci Cavallero, María Pía López, Eugenio Raúl Zaffaroni, María Pía López y Amado Boudou, entre otros. Sin embargo, Fabián Narvaja subraya que no tienen “grandes expectativas” para esta edición. “Si en las librerías bajaron las ventas, ¿por qué en la Feria van a subir? Es cierto que la Feria es especial, pero no puede estar aislada del contexto económico. Venir acá y pagar la entrada (3.500 en la semana y de viernes a domingo 5.000 pesos) va a ser más difícil y estoy seguro de que la gente se está cuidando más con las compras. La clase media, que es la que más libros suele comprar, está muy golpeada”, concluye Narvaja.